El sábado 16 de julio a las 13.30  arranca el 4º festival Internacional de Títeres Al Sur del Sur, organizado por el grupo de Teatro Catalinas Sur. A todo trapo y con la energía que caracteriza a esta agrupación integrada por vecinos actores de La Boca, los organizadores se preparan para recibir a elencos de 4 continentes  que brindarán su arte a una gran cantidad de público, espectadores que se repartirá en 7 sedes durante 3 semanas. Ximena Bianchi y Gonzalo Guevara, dos de las cabezas de este enorme emprendimiento, cuentan cómo esperan esto que se viene. Al momento de hacer la entrevista, se acaban de enterar de que el elenco chino ha tenido problemas y no llegará al Festival  y, en el intento de sobreponerse al imprevisto, bromean, mate mediante, (aunque bien les sentaría un té de tilo).

- ¿Cómo se preparan para esta 4º Edición del Festival -qué momento para hacer esta pregunta-?

Ximena Bianchi -Con mucha homeopatía, muchos problemas de último momento, pero bien.

Gonzalo Guevara- Es el 4º festival y, un poco en broma un poco en serio, decimos que por eso hay títeres de  4 continentes. Viene gente de Asia, África, Europa y América. De Asia tenemos elencos de Rusia y de Irán; de África vienen titiriteros de Kenia; de Europa vienen de Italia y de España; y de México para abajo llegan de casi toda América Latina. Eso nos obliga a que para el 5º Festival haya gente de 5 continentes, es decir a agregar algo de Oceanía.

X.B.: -Y lo peor de todo es que para el 6º tendremos que inventar un 6º continente.

G.G.:-La verdad es que en cada edición crece la programación, la cantidad de elencos, las propuestas. Y en eso se van cumpliendo los objetivos.

-¿Sienten, entonces, (más allá de repetir el Festival, lo cual ya es una hazaña) que han crecido?

X.B.: -Crecimos en invitados, en experiencia, en expectativa de la gente, que se interesa más por los títeres. Crecemos en cuanto a la calidad de lo que le ofrecemos a los artistas, la calidad de lo que viene. El que mira este año la grilla dice “¡Chau!, ¡cuántas funciones!”.

-¿Tienen más funciones?

X.B.:-Bueno. En la edición anterior tuvimos la gripe A y por eso hubo menos funciones, ya que hubo que posponerlo. Pero más allá de eso, lo que sí hay esta vez son más elencos.

G.G.:-Finalmente serán 22.

-¿Hay muchos interesados en participar? 

-Este año llegaron más de 100 propuestas. De todos los lugares que se te ocurra.

- ¿Y qué privilegian ustedes a la hora de elegir? ¿El criterio de selección es el mismo que siempre tuvieron?, ¿cambió?

X.B.:-El criterio de selección tiene diferentes partes: una que tiene que ver con elegir lo que, a juicio de uno, es de buena calidad. Pero además pesa que ese hecho artístico sirva para los lugares en los que se va a presentar, que sea adecuado para lo que nosotros precisamos. No es un festival cualquiera, sino un festival con determinadas características. Otra cosa que es importante es que queremos que al festival vengan diferentes técnicas y estilos, que el público tenga un paneo de lo que son los títeres. Si bien habrá cosas más populares, títere de guante, por ejemplo, que es lo que el público más conoce, también  tendremos sombra, o bien titiriteros que hacen un trabajo con objetos, o gente que tiene una propuesta un poco más cerrada, es decir, una diversidad de las técnicas de títeres que puedan mostrar que éste da para muchas expresiones diversas. Tendremos, además, diferentes culturas.

-¿A qué rasgos se refieren cuando dicen que éste es “un festival con determinadas características”?

X.B: -Es un festival que tiene un parte artística muy relevante y una parte social muy importante. Los espectáculos van a rotar por diferentes lugares, espacios convencionales y no convencionales. Habrá gente más acostumbrada  (por ser éste el 4º festival) a ver más espectáculos, y gente no tan acostumbrada, es decir, espacios nuevos que se irán abriendo. Es allí donde habrá que presentar propuestas para que el público pueda conectarse con ellas rápidamente. Y de eso nos damos cuenta porque conocemos los lugares. Nosotros no vamos a una sede tipo paracaidistas, sino que tenemos, previamente, un trabajo de integración con aquella organización que nos recibe, para entender, un poco, cuál y cómo es esa población, y poder generar que el espectáculo que vaya sea lo que allí se necesita. De acuerdo a los lugares es la elección de los espectáculos que uno tiene. Son situaciones muy diversas. Tenemos un público de Catalinas o de la sala La Máscara que está muy acostumbrado al teatro. En la Villa 20, por ejemplo, si bien están más habituados, por ser éste el 4º festival que la tiene como sede, no está tan arraigada la convención del teatro. Por eso deben ir espectáculos que tengan determinadas características.

-¿Cómo se eligen las sedes? ¿Hay más que antes?

G.G.: -Sigue siendo la misma cantidad. Tratamos de repetir las que funcionan bien, como la del Centro Comunitario Santa María, en la Villa 20, en donde, además, Catalinas está dando unos talleres entre semana. Por esta continuidad de trabajo, nos parece un lugar para no abandonar. Lo mismo con el Comedor Los Pibes, la Biblioteca Popular Sociedad Luz. Hay una sede nueva (siempre tratamos de tener una nueva), y tratamos siempre de rotar alguna, pero no abandonamos lo que funciona.

X.B.: -Este año vamos a repetir funciones en los institutos de menores, porque la vez anterior estuvo muy bien allí. Teníamos un poco de miedito. Fue una apuesta fuerte que resultó bárbara.

-¿Qué continúa después del Festival? ¿Se abren algunas puertas?

-Hay algo que es importantísimo para nosotros y es que la gente empieza a sentir como propio el derecho a la cultura, es decir, lo que nosotros queremos desde siempre. Los pibes ya festejan que se viene el Festival. “Viene fulano, ven mengano”, dicen. Los chicos ya sienten que es normal que a su barrio vengan espectáculos de otros lados y que ellos puedan ir al verlos. Esto no pasaba antes. No habían visto nunca un títere y no sentían que eso era algo que les pudiera ocurrir. Es más: el año que no hay Festival (porque es bianual) lo extrañan.
Otra cosa interesante es la mezcla de públicos que se genera. Se baja una pibita de una 4X4 que va a escuela privada y se sienta al lado de chicos que viven otra realidad. Todos juntos para ver el espectáculo. Además, con el correr de los festivales, ocurre que en algunas sedes en la que ya estuvimos muchas veces la gente se pone a opinar sobre los espectáculos y empieza a sentir como parte de su realidad el hecho de verlos. No le podés llevar cualquier cosa. No se trata de hacer teatro pobre para pobres. Algunas sedes como el Comedor Los Pibes están muy integradas. No sólo porque desde el Festival pasado se ocupan, en el desfile de apertura, del corte de calle, sino porque además tienen otra participación. Ponen compañeros a cuidar la entrada y salida del público,  preparan la leche. Esto en el 1º Festival no pasaba. Es decir, lentamente se empieza a sentir que el arte no es algo decorativo.
Nadie nace sabiendo. Si nunca lo tuviste ¿cómo lo vas a saber? Una vuelta nos pasó, en un espectáculo, que vino un contingente de pibes y en el medio de la función uno se paró enfrente del títere en la mitad de la escena (tuve que salir yo corriendo a buscarlo). El pibe no lo hizo como una travesura. Simplemente vio algo que le llamó la atención y se acercó. ¿Por qué el pibe debía saber que en el teatro uno se queda sentado y no se puede parar a tocar el muñeco? ¡Si nadie se lo dijo! ¡Si nunca fue a un teatro! No lo sabía. En medio de la función algunos chicos se levantan, van al baño, porque están acostumbrados a la tele.  No tienen hábito del acto en vivo. Y partir del Festival hay muchos que comienzan a tenerlo.

-Como titiriteros, más allá de lo que, con el tiempo, se crece simplemente por participar en nuevos espectáculos o dirigirlos (acaban de estrenar El ratón de invierno), ¿crecen con el Festival, al poder ver tantas propuestas distintas?

X.B.: -Por supuesto. Cuando se nos ocurrió hacer un festival nos planteamos el hecho de que, al ser un grupo tan grande, nos era más difícil viajar, porque es muy caro (ahora, quizás, lo podamos lograr).Además somos un grupo comunitario, es decir, que la gente tiene un trabajo de otra cosa y eso no le permite plantearse giras. Entonces pensamos que al organizar el Festival estaríamos con otros titiriteros,  podríamos ver cómo se desarrollaba la técnica en otro lado. Del mismo modo que les pasó a los pibes que nunca habían visto teatro y que cuando comenzaron a ver se les abrió un mundo que no tenían y eso les desarrolló la imaginación, a nosotros nos pasó igual. Es que vienen de muchos lados. Ves cosas muy distintas. Te queda la cabeza limada pero después, cuando todo decanta, hay mucha información que uno adquiere.

G.G.: -Además nosotros podemos ver, también, toda la trampa, es decir, el atrás, la puesta de luces y sonido, cómo resolvieron el “agarre”. Vemos desde adentro lo que pasa. Y eso está buenísimo.

-¿Y este año como solventaron tremendo festival?

X.B: -Tenemos el apoyo de la Senaf, Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, es decir del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, igual que en el festival anterior, el de Iberescena, que ganamos por segunda vez, y, a través de mecenazgo, tenemos el apoyo de Fundación Itaú y Fundación YPF: Por supuesto, también hay apoyo de Proteatro y de Instituto Nacional del Teatro. Pero lo más fuerte es Senaf, Iberescena y Mecenazgo.

-¿Cuáles son las sedes pagas y cuáles las gratuitas? 

X.B.: -Las pagas son el Galpón de Catalinas y La Máscara. El resto son gratuitas. En las que son pagas también recibimos contingentes que nos trae la Senaf, porque pensamos que más allá de ir a los lugares en donde está ese público que no conoce el teatro, también está bueno que el público conozca una sala de teatro.

- ¿Este festival siempre va a ser en el sur?

X.B.:.-Nosotros somos del sur. Este emprendimiento nace de nosotros, que somos un grupo de teatro comunitario de La Boca, que queda en el sur. Trabajamos en nuestra zona de influencia porque tampoco somos una productora. Buscamos esto que te decía: conocer donde vamos. Nuestra zona de influencia es ésta, porque somos esto.

G.G.: -Hay muchos que nos piden ser sede, pero no se trata de ser sede por serlo. Tiene que tener un laburo de base...

X.B.: -Aportamos desde la parte cultural a un trabajo que ya hay en el lugar. Si no, no tiene sentido. Además está cuestión de que en el sur no hay nada: no hay teatros, no hay cines. No hay.

G.G.: -Por ahí uno se olvida de algo, no sé, pero se me vienen a la memoria, además de nosotros, nada más que el Circuito Cultural Barracas, el Teatro de la Ribera y no mucho más. Entonces, también es fuerte hacer una apuesta para el sur de la ciudad.

-¿Cómo va a ser el desfile de apertura?

X.B.:-Arrancará el Circuito Cultural Barracas, con su espectáculo de murga, en la plaza que queda atrás de Caminito, Lamadrid y Garibaldi. Eso durará alrededor de media hora. De ahí arrancaremos desfilando con música. Haremos una parada en Iberlucea y  Olavarría, a cargo del grupo Kossa Nostra, de Misiones. Después otra parada en Olavarría y Martín Rodríguez, a cargo del grupo de candombe. La siguiente será en las cinco esquinas y estará a cargo del grupo Catalinas, Grupo Aéreo. La última y final del desfile la tomará la Orquesta del Grupo Catalinas en la puerta del Galpón. A las 17 comienza el primer espectáculo, adentro de la sala.

G.G.: -Como novedad, estamos invitando al público a que se anime a desfilar con muñecos,  títeres, disfraces. Los esperamos.

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