En el 3º Encuentro de Danza y Performance transcurrido en Salta a comienzos de febrero, participó el artista, productor y gestor ibérico Rui Silveira, que arribó al país gracias a la Oficina Cultural de España en Argentina.
En el campo de la danza contemporánea independiente suena, al menos, raro hablar de figuras tales como productor o gestor cultural. En este ámbito no estamos habituados (diría que prácticamente no existe el rol) a un personaje que se ocupe de producir espectáculos, es decir, de ser manager de un grupo independiente, así como tampoco a alguien que gestione, mediante asociaciones con otros colegas frente a organismos políticos, actividades en pos del mejoramiento del sector, de su desarrollo y difusión, ni a que genere, entre los mismos coreógrafos y bailarines, espacios de reflexión sobre problemas regionales de las artes escénicas y sus posibles soluciones, de acercamiento y colaboración entre pares, etc. Diría más: no existen muchos programadores de danza, gente capaz de entender las posibilidades del público, las divergencias entre generaciones o niveles de información, ni alguien que pueda plantear un recorrido entre estilos de danza en un teatro, en una institución pública o privada.
Esta ausencia se produce, seguramente, por varias razones, vinculadas todas a las características culturales que nos diferencian. Quizás algunas queden develadas en la charla con este joven portugués.

Rui fue, en 1998, uno de los productores ejecutivos de la Conferencia Internacional de Lisboa del IPN, International Performance Network, en el Institut Franco Portugais y en el importante CCCB, Centre Cultural de Belem, Lisboa. IPN es una red internacional de profesionales de danza y artes vivas contemporáneas de diversos países europeos (Portugal, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Reino Unido, Austria, Italia, Polonia) y americanos (EE.UU., Canadá, México y Brasil). En 1999 colaboró con el equipo de producción ejecutiva de la asociación Vo'Arte de Lisboa, para el Lugar à Dança, 1º Festival Internacional de Dança em Paisagens Urbanas de Lisboa http://www.lugaradanca.blogspot.com/. En 2000, con Catarina Gageiro, Rui fundó en Lisboa, la Associació Cultural Degrau Zero, una de las instituciones más activas en la fundación de la asociación REDE, Red de Asociaciones de Danza Contemporánea de Portugal. En el mismo año colaboró puntualmente con la asociación Danças na Cidade en la organización del 2ª Encuentro Internacional Dançar o Que é Nosso, un proyecto de intercambio entre coreógrafos y bailarines de Portugal, Angola, Mozambique, Cabo Verde y Brasil. En 2002 volvió a colaborar con Danças na Cidade, integrando el equipo de producción del Festival Internacional de Danza Contemporánea de Lisboa Danças na Cidade.

En 2004, afincado de nuevo en Barcelona, donde se había formado como intérprete y donde había sido parte, por ejemplo, de La Fura dels Baus, junto a los coreógrafos Sonia Gómez Vicente y Paulo Duarte, abrió el centro de creación y producción artística independiente La Mekanica, que en 2005 se transforma en asociación cultural sin ánimo de lucro, una figura legal que le permitió tener un lugar preponderante en la escena española, puesto que es la única manera de pedir subsidios y auspicios en España. Me atrevería decir que en toda Europa es imprescindible asociarse para conseguir visibilidad. Desde entonces asumió funciones de director artístico y programador de esta asociación, que realizó diversas actividades en espacios culturales de la ciudad de Barcelona, difundiendo el trabajo de artistas contemporáneos catalanes y de Portugal, Francia, Alemania, Italia, Suiza, Reino Unido, Marruecos, Túnez, Bélgica, Brasil, Burkina Faso, etc.

La charla la empieza él: "¿Cómo fue que nos conocimos?", me pregunta. "Creo que me llegó el newsletter de La Mekanica a mi casilla de e-mail -le respondo. Fue a través de La Caldera (espacio de danza de Barcelona). No estoy segura. La cuestión fue que enseguida te escribí para contarte que acá en el sur de América percibimos que estábamos haciendo actividades parecidas, al menos con motivaciones similares. Claro que con apoyos y perspectivas muy diferentes", le confieso, mientras recuerdo los inicios del Encuentro en 2007. Cuando le pregunto cómo funciona La Mekanica, me cuenta: "Pasó de ser una sala de ensayo donde trabajaban colegas dentro de los programas de residencias en sus investigaciones, a una oficina donde también se producían las obras y se pensaban proyectos, así como también una videoteca de consulta general. Un centro de la creación de danza contemporánea que reunía artistas profesionales emergentes y les daba un espacio. Nosotros pensamos en qué le hacía falta a la escena de la ciudad, porque pasaban cosas aisladas y no se difundían, no se multiplicaban. Nuestro trabajo pinchó a la gente y todo se empezó a mover. Incluso llegamos a difundir creadores que no llegaban a España, como sucedió en el caso de la coreógrafa norteamericana Meg Stuart, quien montó una obra hermosa y muy cara en el Festival Complicitats del año pasado".

La asociación funcionó gracias al trabajo en redes, modo en el que es posible acceder a los subsidios otorgados desde fundaciones o desde organismos estatales, o bien de la Unión Europea. Pero la debacle llegó a causa de la falta de cumplimiento del Gobierno de Catalunya para el último Festival. Así, no sólo La Mekanica entró en stand by, sino que Rui decidió que ya era tiempo de separarse de sus compañeros y trabajar de lleno en otra organización.

Ya como director artístico de La Mekanica fue miembro de redes internacionales como el IETM, Informal European Theater Meeting y APAP, Advancing Performing Arts Project. Pero desde 2008 es miembro de la Junta Directiva de la Red Mediterránea de Danza DBM Danse Bassin Méditerranée. "Siento que mi trabajo como gestor es cambiar la realidad, crear puentes, es un trabajo creativo y político: reorganizar el mapa cultural -explica Rui. A diferencia del pensamiento eurocéntrico, con el que se mira a Europa del centro como el modelo a seguir, primero con La Mekanica y ahora en la Red Mediterránea de Danza, intentamos realizar un verdadero intercambio cultural y dar visibilidad a lo que sucede en los países que rodean el Mediterráneo. Es muy interesante, porque debemos superar los tabúes, de un lado y del otro. Ni Europa es el ejemplo que debe seguirse, ni los árabes son unos retrógrados que no salen de la tradición. El trabajo está en eso y en conocer lo que hacen, al mismo tiempo que está en reconocer los límites, identificar los problemas que se generan en sus propios contextos y los que se comparten. Entonces, la idea es que la gente se pueda organizar de alguna manera que no le sea ajena. No se trata de ir a Túnez con el modelo europeo, sino de hacer programas en cada lugar con los propios profesionales, ver qué necesidades existen y cómo trabajar en solucionar los inconvenientes. Existen dificultades particulares, propias de cada comunidad, por sus contextos políticos y culturales, y otros que nos son comunes, por ejemplo la formación profesional".

Cuando le pregunto cómo apoya la DBM, Rui me contesta: "Apoya creando caminos de acceso para las diferentes comunidades, como los encuentros anuales, por ejemplo, para que se reúnan entre los interesados en red, y para que tengan acceso a sus estamentos gubernamentales del sector, es decir, su ministro de Cultura. Hacemos para eso un trabajo de investigación local, de promoción de la Red, pero también vamos a conversar con los políticos. Es más fácil llegar a los gobiernos por medio de un organismo avalado como es la Red, por diferentes organismos oficiales de Europa; que cada uno como artista individual. Para esto llevamos a cabo diferentes actividades, entre las que se destacan los momentos de encuentro real entre los artistas, donde, además de éstos mostrar sus trabajos (que también se plantea como espacio de visualización para el público), participan de plenarios en los que se debate sobre todos los problemas o temas en los que se debe trabajar y luego se reúnen en grupos para plantear los proyectos y las acciones de colaboración a seguir". Se me ocurre que debe ser difícil convencer a los artistas sobre el trabajo en red. En nuestro medio, es mi experiencia, cuesta encontrar quiénes sientan la necesidad de asociarse a otros colegas para trabajar en pos de solucionar los problemas del sector... Y que les dure esa necesidad, cuesta mucho más. "No es una cuestión de solidaridad, de conciencia del otro nada más -me apunta Rui. Es curiosidad y deseo de ampliar la zona de influencia, la cantidad de público. Igual, yo creo que es imprescindible que el artista profesional tenga conciencia de su contexto. ¿Por qué es importante la danza en un país con dictadura, por ejemplo, o con tabúes culturales? Quizá montar una obra que muestra cuerpos de hombres y mujeres interactuando, es sirve para romper un tabú. También estamos interesados, cada vez más, en la creación interdisciplinaria, es decir, en el trabajo de producción entre artistas de diferentes géneros. Entonces ya no organizamos residencias individuales, sino que juntamos un artista visual o un músico o un escritor o lo que sea, con un coreógrafo o un actor, etc., para que produzcan algo. Ha sido muy rico para los artistas y para el público. Incluso, el encuentro de dos coreógrafos de diferente origen es muy productivo, aunque no haya ninguna coincidencia.

Le cuento a Rui que acá se conocen poco las residencias como plan de trabajo artístico. Tal vez se da en espacios muy cerrados. En general los artistas emergentes tienen poco acceso y creo que los artistas escénicos en el país, prácticamente no tienen programas de residencias. "La Mekanica fue un espacio de residencia. Yo mismo fui residente varias veces: en el CENTA, Centro de Estudios Para Nuevas Tendencias Artísticas , de Vila Velha do Ródao (Portugal), en 2004, junto a creadores del colectivo lisboeta Bomba Suicida participé en una residencia artística en el Arnolfini Art Center de Bristol, Reino Unido, becado por la Fundación Calouste Gulbenkian UK. En 2006, becado por el Instituto Cervantes, fui invitado a realizar una residencia de creación e investigación en Berlín, en la Tanzfabrik Berlin. Estas posibilidades te ayudan a conocer y hacerte conocer. Es muy importante para un artista el intercambio cultural, para no quedar amarrado a sus escuelas", concluye.

Exaltado por su experiencia reciente en Salta y luego en la Universidad Nacional de Tucumán, donde encontró muchas falencias, pero gran entusiasmo de los participantes en sus Laboratorios de Producción, confesó su deseo de volver a coordinar proyectos, pero siempre en las provincias. Por lo pronto, el plan es volver en septiembre con la compañía de Vera Montero, en la que es productor invitado.

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