Otros eran los tiempos en los que las visitas de compañías extranjeras de danza contemporánea de mucho reconocimiento, aquellas que marcaron época, visitaban Buenos Aires. A partir de los '90, por cuestiones económicas, pero principalmente debido a un cambio radical en la política cultural del gobierno nacional y también -a pesar de ideologías supuestamente opuestas- de los gobiernos porteños, sólo se pudieron ver las propuestas de danza de culturas foráneas esporádicamente en los festivales internacionales, o gracias a escasos compromisos entre las embajadas y sus intereses comerciales. Quizá por ello causó tanto revuelo la llegada de Jérôme Bel, protagonista de una hoja esencial en la historia del arte escénico más experimental, de occidente. 

El excéntrico artista escénico francés es hoy una marca registrada, un baluarte del deconstructivismo, de una estética fuera de los moldes. Estudioso de la historia de la danza occidental y de la filosofía, francesa especialmente, se caracteriza por ser absolutamente cerebral para sus creaciones artísticas, pero a la vez de una simplicidad muy sensible al espectador. Es más: su objetivo es la relación con el espectador.
Luego de una conferencia dictada en una de las sedes el IUNA, Instituto Universitario Nacional de Arte, un sábado a la tarde, subimos a un taxi rumbo a su hotel en el centro, con el objetivo de entrevistarlo y le preguntamos si él era tan austero como su página web, a lo que contestó: "Ésa es una buena pregunta...Mmm no. Es una cosa curiosa. Lo que quiero representar es austeridad y la gente se sorprende mucho cuando me conoce, porque no soy austero, sino exactamente lo opuesto. A diferencia de la vida, que es caos, el arte es otra cosa. Por eso me gusta. El arte es ensamblar cosas...Ahora, por ejemplo, estamos haciendo la entrevista en el taxi, cuando no estaba agendado así. Me interesa la austeridad, me interesa el minimalismo en el arte, la economía de los medios. El barroco y las emociones no me gustan. Me gusta la pobreza y por eso estoy interesado en esta charla (se refiere a la que acaba de dar en el IUNA), porque planeo hacer una performance de ella. Ésta fue una prueba. Podría ser una gran provocación: estoy el escenario, la gente está esperando algo y yo empiezo a charlar, como lo hice".
Por supuesto que fue una sorpresa para toda la audiencia: sólo habló de su experiencia como espectador, relató didácticamente acerca de las obras que lo habían marcado como artista y como persona, se encargó de mostrarnos con su cuerpo muchos pasajes de esa experiencia riquísima... pero no habló un ápice de su obra. Dijo estar aburrido de hacerlo, por lo que hace un tiempo colgó en Internet toda una serie de explicaciones en vídeo, como un catálogo dialogado: www.catalogueraisonne-jeromebel.com

Invitado por los departamentos de Artes del Movimiento y de Artes Dramáticas del IUNA, se propuso montar para un elenco local, su controvertida performance The show must go on. Explica esta nueva estrategia: "Ahora estamos en un momento histórico que es el cambio climático y la idea principal es que la humanidad debe hacer algo de economía, ¿no es cierto? No queremos parar todo Quizás debiéramos parar del todo. No lo sé, pero confío en los científicos y en los políticos cuando dicen que debemos reducir la energía del trabajo. Cuando hago con mi compañía The show must go on hay 24 personas en acción. 20 personas en el escenario, más técnicos, más yo mismo, más mi manager. Entonces digo, 'OK, debemos cambiar, pero no necesitamos parar, podemos seguir haciéndola, pero haciéndola mejor'. Tuve la idea de no seguir de gira con la compañía europea, sino de otorgar (se refiere a montarla para que otros intérpretes la realicen en sus lugares originales) la pieza donde queríamos hacerla".
De hecho venía desde San Francisco donde la experiencia fue muy alentadora en este sentido. Sin embargo acá, en Buenos Aires, se encontró con problemas que no calculó.
Las expectativas de parte de los intérpretes escogidos entre los docentes y alumnos del IUNA, del Centro Cultural Rojas y de la escuela para intérpretes del Centro Cultural de la Cooperación (grupo heterogéneo, conformado por bailarines profesionales y docentes de ramos teóricos), se vieron superadas por un montaje que fue, aunque no relajado, de todos modos movilizador. Nadie imaginó que chocarían dos culturas, es decir, dos formas de hacer/sentir/pensar/vivir el arte tan diferentes, o al menos con códigos disímiles.
Exaltado, comenta: "Ahora estamos conversando y quizás no hagamos la función pasado mañana. Les dije: 'ésta no es mi obra'. Es por el background de los performers. Yo no pude anticiparlo. Porque este lugar luce como Europa (muestra por la ventanilla del taxi, vamos por el centro, Corrientes y Callao), pero los intérpretes tienen una idea de la performance que no es la mía".
Respetamos el vocablo original, entendemos que se usa performance para decir pieza, acto, obra... pero siendo como son las piezas de Bel, y la diferencia profunda con lo que acá llamamos obras, seguiremos nombrando performance tal acción de arte, a sus obras, a menos que él diga pieza. "Y The show must go on -continúa- también fue difícil de hacer en Europa, porque es un cambio de paradigma. Tuvimos grandes problemas con la audiencia en los tours. La gente pedía el reembolso de su dinero... Pero aquí son los performers los que no entendieron... Por supuesto, yo pude imaginar hacer algo así en un contexto, incluso si el contexto fuera muy contrapuesto. ¡Pero sus referencias son totalmente distintas!".
Le aclaramos en pocas palabras que mientras él creaba The show must go on, en 2001, aquí caíamos en la cuenta de que éramos latinoamericanos, luego de una década de vivir en una burbuja. Y que quizás estábamos lejos, todavía, de sentir una identidad forjada en algo más profundo que etiquetas, tan distinto a lo que sucede por ejemplo en nuestro vecino país, Brasil. "Sí, es exactamente lo que me pasó en estos días" -exclama. "Yo conozco muy bien Brasil. Es el único lugar que conozco en Sudamérica. Mi pareja tiene una casa allí...y cuando estoy ahí siento 'esto es Latinoamérica'. Al llegar aquí esperaba que hubiera más mixtura, más alegría, y esto no es para nada tropical. ¡Esto parece Madrid! O un lugar así. Y luego de dos horas de mirar al elenco asignado, me di cuenta de que no estamos en Europa, para nada, y en tres horas dije 'no, esto no es para nada exótico como Brasil', y advertí, en poco tiempo, que la cultura es muy diferente artísticamente..."

Alguien le comentó frente a esta problemática con el montaje, que nuestra danza correspondía a la europea, especialmente al expresionismo alemán, y que, sin ir más lejos, toda nuestra cultura es herencia europea, porque simplemente 'ha bajado de los barcos'. Sin embargo Bel, se enoja: "Bueno, nosotros hablamos de la danza contemporánea...la danza contemporánea no es tan vieja... Sus referencias parecen ser la encarnación del romanticismo y expresionismo...y mi trabajo, y recién ahora me doy cuenta, ha ido en contra... bueno...Respeto a Pina Bausch..., hablé tanto de Pina hoy..., pero me doy cuenta de que este paradigma ya no es relevante para mí. No necesito ninguna creencia, no hay una misión sagrada como artista. Cuando Pina sube al escenario, sus bailarines están cargando lo que Pina está cargando (la segunda guerra mundial y todo eso) y, por supuesto, por eso es que hacen lo que hacen. Pero mi trabajo no deviene de allí... Yo soy de una generación posterior, más pragmática. También estoy en contra de ese paradigma que es 'exprésate a ti mismo'. Yo digo 'expresamos la sociedad'. Para mí expresarse a uno mismo es imposible, medir cuán alienados estamos...no tenemos libertad. Lo único que puedo mostrar en escena es una demostración de un contexto cultural. Yo parto de Pierre Bourdieu y Michael Foucault. No estamos libres: somos objetos, objetos sociales. Yo fui formado entre dos estéticas: mi construcción del arte coreográfico son Merce Cunningham y Pina. Ellos eran las dos estrellas más famosas y yo reconocía su talento. Entonces podemos ir de una a otra (nos muestra, corporalmente, cómo sería eso). Aquí pareciera que hay sólo una referencia, que no pueden escoger. Es muy esquemático lo que estoy diciendo y-repito- acabo de llegar y sólo hablé con poca gente del IUNA, pero la gran pelea en el ensayo es sobre esta falta. Pareciera que no son conscientes de que están constreñidos/construidos así. Entonces cuando digo 'no hagas esto', no entienden, porque no se dan cuenta de que lo están haciendo. Y esto sólo lo puedo entender por Bourdieu: la alienación cultural, la construcción cultural del ser social.

Le preguntamos, entonces, cómo se entrena esa manera de trabajar en danza, a lo que respondió "hablando, y en este caso lo hemos hecho con tres de los intérpretes argentinos. Identificar por qué no entienden. Hablamos de si han viajado, de si han estado en Europa o en Estado Unidos y de si han tenido la posibilidad de ver otra forma de ser en el escenario. Usualmente, los bailarines todos viajan, hablan inglés que es el idioma de la danza. Aquí en cambio, ¡tenemos un traductor! En ninguna compañía en Europa habría un traductor. Incluso tampoco en Asia".
Cuando le decimos que Argentina no es Europa, nos responde: "Me doy cuenta. Y viajar es muy costoso. ¿Cómo podrían costear estar tres meses en Europa?".

La obra finalmente se presentó, con éxito, en el Centro Cultural de la Cooperación. Bel sólo vio el ensayo general, puesto que partió la mañana del estreno.

A continuación, algunas preguntas que le hicimos a Bel durante su estadía en Buenos Aires:

-¿Creés que existe un canon, que algo está bien o mal?

- Cuando veo que se produce de acuerdo a un canon, no me gusta para nada. Canon en el sentido de repetir algo. No están haciendo danza contemporánea, sino lo usual. Por eso no me gusta Sasha Waltz o gente así. No están pensando, no están trabajando. Creo que Sasha Waltz tomó todo lo nuestro e hizo un gran espectáculo con eso. Ella es una hacedora, no tiene ninguna nueva idea, tomó lo nuestro e hizo espectáculo. Y es, realmente, una mala forma de hacerlo.

- ¿Hay un mainstream de la danza? 

-Sí.

- ¿Vos pertenecés?

-(Sonríe) Alguna gente piensa que sí. Dice que ya no está sorprendida por mi trabajo. Sí, probablemente. No tengo que pelear, me vuelvo rico, a la compañía le ha ido muy bien. Trabajo con la Opera de París, con la Opera de Lyon, estas grandes instituciones, al menos en Francia. Estoy en las instituciones.

- ¿Y cómo se vive con eso?

-Sé perfectamente que pertenezco a la sociedad y acepto esa verdad. Me entusiasma mucho trabajar con la Opera de París. Veronique Doisneau es de mis trabajos preferidos y significó un gran cambio para mí. Yo soy una institución, porque el nombre de mi compañía es Compañía independiente. Lo único que tengo que hacer en tres años son dos obras. Ésa es mi única obligación contractual. Puedo hacer un solo, puedo hacer flamenco. A ellos no les importa. Por ejemplo, lo que hice hace un rato (se refiere a la conferencia que dio en el IUNA) es mi nueva performance. La voy a hacer en un teatro, como te dije, y es mi obra de 2008. Si lo hago en París, dirán 'una nueva obra de Jérôme, un solo en el que habla de ser espectador' y tendré una sala repleta y con 50 críticos y directores de teatro. Pero no estoy listo. Tengo que pensarla, tengo que probarla. La hice en Nueva York y no vino nadie. No vienen porque está anunciada como una pequeña conferencia en la universidad. Una conferencia es un buen lugar para esconderse, porque nadie viene a una conferencia. Deberían. Pero si hago exactamente lo mismo que hice hoy en un teatro, tendría 500 personas en la platea. Porque es un teatro, vienen. Creen que una conferencia es algo aburrido. La obra con el tailandés (se refiere a Pichet Klunchun & myself) es una "lecture performance" (conferencia performance). Pero si la hiciéramos en la universidad tendríamos 20 estudiantes con sueño, porque estuvieron de fiesta la noche anterior. Hace unos años estábamos de gira y me llamaron de la Escuela de Arte de la Universidad de Vancouver. Me dijeron 'ahora que viene a Vancouver nos encantaría que se acercara a la Universidad' y dije 'no, manden a sus estudiantes al teatro, porque allí es donde aprenderán cosas'.

-Además de esta obra inédita, está trabajando en otra conferencia-performance:

-Pienso al teatro como la producción de conocimiento. Eso es lo que me interesa. Ahora estoy más interesado en el conocimiento y luego en su relación con la sociedad. Por eso estoy trabajando con un bailarín de Pina Bausch y con otro de Merce Cunningham, con la razón por la que Cunningham haya hecho lo que hizo y no otra cosa. Trabajo en esa conexión. Porque hay una razón. Cuando hablo con el bailarín de Pina... (abre la boca en señal de asombro). Y bueno, las coreografías de Pina son tan buenas... Y cuando ves al bailarín -y eso que yo bailé por 15 años- los movimientos son súper precisos. He trabajado con varias compañías y ni siquiera se nos ocurrían cosas así. Que el movimiento puede venir desde aquí y desde aquí (hace movimientos con los brazos) al mismo tiempo que en Francia hacemos esto y esto (hace movimientos más "toscos"). Y bueno...Lo de ella es cultural: ella es posible porque antes estuvo Kurt Joss, Rudolf Laban, Mary Wigman... Y en Francia, bueno, no había nadie. Había ballet y nosotros estábamos en contra del ballet. Y no hay nada en el medio. Entonces dijimos 'OK, bailemos'. Y por supuesto éramos como bebés empezando a bailar. Pina no era un bebé. Tenía a toda esa gente antes, mayor conocimiento".

- La última: ¿Qué le aconsejarías a un joven que quiere ser artista? ¿Qué le dirías?

- Por muchos años me rehusé a contestar esa pregunta porque parece que soy el papá...Pero ahora tengo una respuesta. Lo que les diría es que vieran todas las obras que puedan. Que vayan al teatro, que vayan al tango, que vean todo. Es la mejor manera de llegar a conocer. Hay gente que cuando va a ver algo muy bueno se desalienta porque piensa 'eso es muy bueno, no puedo hacer algo así'. Yo nunca lo observo así. Cuando veo algo malo, digo 'bueno, el tipo no lo hizo bien', cuando veo algo bueno digo "cool", me incentiva el deseo...Quizás es mi modo de hacer arte. Pero lo que le puedo decir a un estudiante es que vaya. ¡Uno aprende tanto de una mala actuación, de una mala obra! Yo nunca me aburro en una performance, siempre es bueno. Estás solo en la oscuridad por una hora, dos horas, podés pensar...Así que eso, que busquen invitaciones de fundaciones, tickets con descuento, porque también es eso, el tema del dinero cuando sos joven...

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