La escuálida familia. Autora: Lola Arias. Editorial Libros del Rojas. Buenos Aires.2001

Nos encontramos frente a una de las delicias más conmovedoras que nos regala el teatro porteño de estos últimos años. La escuálida familia es difícilmente comparable con otro texto contemporáneo. Más bien el juego intertextual nos invita a visitar lugares “clásicos”.En la obra conviven lo sagrado y lo profano, viajando hacia las antiguas tragedias hebreas, griegas y, de alguna manera, visita a Shakespeare. Desde la presentación de los personajes y la organización estructural nos damos cuenta que asistimos a un acontecimiento (teatral) trágico. Pero hay olor a levedad. Aparente levedad.
Una madre enferma, con gusto a feto en la boca. Las chicas que salieron a cazar. Desabastecimiento familiar y universal. Un padre que se pretende pretendiente. Un lugar donde siempre es de noche. Vuelven las chicas de cazar: han cazado un huérfano, un Idiota, más parecido a un animal que a un hombre.
Territorio laberíntico donde el lector/ espectador se encuentra en el desconcierto, y se pierde entre las palabras ciertas. Inteligentemente, Lola Arias procede acorde a la paradoja borgeana: un exceso de concentración generará una distracción. El lector pondrá toda su atención en una historia aparentemente ajena, en un espacio lejano y un tiempo prácticamente indefinido, e irá zambulléndose en una historia que, por alguna razón, cualquiera que ésta sea, terminará identificándolo, enfrentándolo bruscamente al espejo.
Obra estrenada en octubre del 2001. Con prólogo de Alejandro Tantanián, una especie de “cancerbero literario” (según palabras del prologador) escrito por un confeso placer. Luego del texto dramático, en el Apéndice I, encontramos algunos poemas de soberbio vuelo poético. En el Apéndice II, un artículo sobre la autora y la obra a cargo de Jorge Dubatti, que incluye un reportaje a la misma.

Datos del libro:
La escuálida familia
Autora: Lola Arias
Editorial Libros del Rojas
Paginas 64
ISBN 987-1075-00-6

Donde se consigue: Centro Cultural Ricardo Rojas y Eudeba.