Si bien el teatro comunitario, es decir, el teatro de vecinos para vecinos, nace con el grupo de teatro Catalinas Sur en 1983, y tiene como segundo exponente, cronológicamente hablando, al Circuito Cultural Barracas, que se creó en 1996, existen en Argentina más de treinta grupos que trabajan con esta orientación. Uno de ellos es el que funciona en Parque de los Patricios y su nombre es Los Pompapetriyasos.

De la misma manera que algunos otros grupos de teatro comunitario de la ciudad de Buenos Aires que lo hermanan en edad, el de Parque Patricios surgió durante 2002, más precisamente en abril de ese año. En aquel momento Catalinas y el Circuito trataban de expandir su propuesta hacia otros barrios y una de las acciones que encararon en ese sentido fue la de presentar Venimos de muy lejos, un espectáculo de los de La Boca, en lo que en ese momento era la Carpa Cultural Itinerante, emprendimiento llevado a cabo por el gobierno de la ciudad de ese entonces. Luego de cada una de esas funciones, invitaban a los vecinos a crear su propio grupo de teatro en el barrio. Y así sucedió allí, a metros de Caseros y La Rioja. Esa convocatoria inicial trajo entre 60 y 70 personas, de las cuales ese año quedaron 40. En un comienzo se hicieron cargo de la dirección Agustina Ruiz Barrea y Gabriel Galíndez, pero poco tiempo después Los Pompapetriyasos quedaron coordinados por la primera, mientras que el segundo comenzó a dirigir el grupo de Pompeya, barrio aledaño del sur.

El primer espectáculo que hicieron "Los Pompa", que no estaba basado en una problemática territorial, se llamó Con familias como ésta, e intentaba contar cómo la aparición del dinero en una familia había generado la destrucción de los vínculos. Todo partió del hecho de que un integrante del grupo había venido a un ensayo con una foto que le habían sacado a un familiar muerto, y contó que para esa foto se había juntado toda la familia. La obra se estrenó en octubre de 2002 y se hizo hasta julio de 2003. Cuenta la directora, que a partir del momento en que los dos grupos se separaron, Los Pompapetriyasos empezaron a desarrollar un modo de trabajo que, ella cree, es el que hoy los define. Luego de una segunda y corta experiencia con La Fiesta de fin de año del Club Honor y Gratitud, espectáculo que el grupo hizo en el club Patricios, y que ponía en escena una hipotética fiesta del club, con la presentación de las supuestas comisiones de fútbol, canasta, gimnasia rítmica, etc., una fiesta en la que los espectadores eran tratados como socios e invitados a sentarse en las mesas, el grupo estrenó, en diciembre de 2003, Visita guiada, una invitación a recorrer y mirar con otros ojos el Parque de los Patricios, en ese entonces espacio de ensayo de la agrupación (hoy ya no lo es). "Visita guiada surge por un ejercicio que yo les di- relata Agustina- pero, en realidad, nace del hecho de estar mirando la plaza y pensar. El ejercicio tenía que ver con algo que habíamos observado todos en el parque y era el hecho de que los monumentos estaban en decadencia, de que la plaza era un fiel reflejo de la situación del barrio, una zona que había sido de clase media en algún momento y que había caído en picada, como consecuencia de las crisis sucesivas que había transitado el país. Eso se veía. Es lo que tiene Parque Patricios en algunos de sus lugares. Uno ve que estructuralmente tiene mucha belleza, pero que esa belleza no está conservada, cuidada ni acompañada. Es algo así como un valor que está deshabitado. Por eso nos parecía que estaba bueno contar a partir del espacio, usarlo como eje para denunciar lo que veíamos". Es esa característica, la de hacer hablar al espacio, uno de los rasgos que Ruiz Barrea considera que hoy es inherente al grupo. Visita guiada surge, entonces, de la idea de mostrar lo que ellos veían en el parque. "Invitamos a los espectadores a mostrarles un parque que imaginamos-enfatiza. Como dice la canción:'Nuestro parque es mucho más que un escenario, es nuestro poema fiel de inspiración. Esta historia que hoy aquí les presentamos, esta plaza nos la confesó'. Nosotros podemos hacer hablar al espacio,  podemos vivirlo de otra manera. Creo que ir encontrándonos con eso definió la forma en la que trabajamos, nos dio el objetivo del laburo grupal", concluye.

Visita guiada, es un espectáculo que despierta una mirada renovada, desnaturalizada, extrañada, de un lugar que lamentablemente los habitantes de la ciudad nos acostumbramos a ver automáticamente, sin participar de la historia que se condensa en sus monumentos derruidos, en los que alguna vez estuvieron y ya no están, y más, mucho más. Durante cuatro años el grupo mostró este espectáculo difícil de trasladar, en tanto tiene mucho más sentido hacerlo en su territorio.  Lo llevó a otras plazas, a los dos encuentros de teatro comunitario de Patricios (2003- 2004), localidad de la provincia de Buenos Aires, sede del grupo Patricios unido de pie, lo llevó también al encuentro de La Plata (2005), ciudad que engendró varios grupos dentro de ella y a sus alrededores. Sin embargo, fue en la plaza que le dio origen donde adquirió, como decíamos, mayor identidad. Pues bien: hete aquí que en junio de 2006 el barrio tuvo la fortuna de entrar dentro de los beneficiarios de la extensión del subterráneo, y Los Pompapetriyasos se vieron obligados a retirarse del parque. ¿A dónde ir? Más allá de que el grupo había circulado y aún circula por otros espacios, tales como varios clubes, porque, por un lado, no siempre las condiciones climáticas permiten ensayar al aire libre, y por el otro, es parte de la propuesta del teatro comunitario crear redes con las instituciones barriales, se había quedado sin su plaza. Es entonces cuando decide asumir el arriesgado emprendimiento de comenzar a ensayar en el Parque Ameghino. Y sí. Era arriesgado y arduo. Se trataba de un espacio en el que no había circulación de gente, un lugar con una historia que lo había marcado: "Decidimos irnos a trabajar al Parque Ameghino, un espacio históricamente despoblado porque tiene un estigma tremendo. Allí había estado el Cementerio del Sur, es decir el cementerio de la fiebre amarilla. Era, además, el lugar, donde la gente esperaba para ingresar a ver a sus familiares presos, ya que está enfrente de la, hasta no hace muchos años, cárcel de Caseros, y en el que actualmente la gente espera a sus familiares internados en el Hospital Muñiz. Nadie quiere ir al Parque Ameghino. Igual decidimos trabajar allí. Trasladamos Visita guiada y conservamos algunos de los recorridos que teníamos en Parque Patricios. No pudimos mantenerlos todos. Por ejemplo la estatua negra, que era el homenaje a una casa antigua que estaba en el Parque Patricios, no se podía hacer en el nuevo espacio, porque ahí ya no tenía sentido. Armamos, entonces, una nueva escena que contaba por qué nos habíamos ido de un lugar al otro", relata Agustina. Y así fue como el grupo creó la escena del subte, un fragmento que está en vías de independizarse y constituir un espectáculo aparte.

Éstos son Los Pompapetriyasos, un grupo que integra la Red de Teatro Comunitario y que tiene especificidad estética, búsqueda, mirada. Que tiene una propuesta que jamás separa lo comunitario de la calidad artística, porque entiende que no son éstos dos universos separados, sino todo lo contrario. Cuanto mejor se hace el teatro comunitario, más grande es la transformación social que genera. La comunidad tiene un potencial creativo incalculable. Y es debido a su gigantesca fuerza que, para quien se mete hasta el cuello en esta propuesta, hay un antes y un después. Eso fue lo que le ocurrió a Agustina Ruiz Barrea: "Me gusta porque siento que estoy con otros haciendo algo que verdaderamente genera modificaciones El teatro comunitario te saca de la soledad de crear, de la soledad de afectos...te vincula con otras personas desde lo más humano, lo más sencillo, con lo más lindo y lo más feo de todo el mundo. Me encontré con algo que me abrió un universo, del mismo modo que cuando estudié en la universidad. Se me ensanchó la mirada hacia otros lados. Además, yo vivía en un barrio de clase media intelectual y me fui a laburar al sur de la ciudad, con gente que tenía otra historia de vida muy distinta a la mía. Me cambió la cabeza. Siento que lo que hago me sirve a mí y le sirve a los otros. Creo que reúne todo lo que siempre busqué en el teatro".