Divas a la deriva es una obra que se da los sábados por la noche en la Sala teatral El Vitral. Su autor y director, Pablo Sánchez, cuenta cómo se originó la idea, la relación que se propone desde la puesta con el público y el trabajo que realizan seis mujeres venidas a divas para continuar con un proyecto que se basa en una sucesión de cuadros musicales, con  elementos de varieté y melodrama.

Las mujeres de esta historia son seis; salen todos los sábados por la noche de breve gira por la calle Corrientes, pero como el glamour con el que se nos presentan no se lleva bien con el desparpajo y la verborragia, se da el primer problema, a donde esteremos siendo invitados. Por ahora queda una pregunta sin respuesta.
La duda se inserta en esta potencial espectadora, por lo tanto, ya es excusa suficiente para invitarse a una noche de teatro porteño. La obra en cuestión es Divas a la deriva  que se enuncia como un variete glamoroso, o por lo menos así dice la invitación.

Pablo Sánchez nos explica su visión de aquellos elementos que distinguen al variete de otros estilos: ?Considero que combina elementos como los monólogos, cuadros musicales entre otros, pero  fundamentalmente teñidos por la veta del humor, tiene condimentos específicos que dependerán de cada producto cerrado; puede haber elementos circenses, magia, la bailarina, la contorsionista o  el cuadro de la cantante?.
Teniendo en cuenta que esta nota se da en el marco de un conjunto más amplio, con el denominador común de analizar el  variete como estilo o género en la escena teatral porteña,  a la espectadora dudosa del comienzo se le suma la periodista con menos certezas aún.

La puesta se presenta por medio de una sucesión de cuadros musicales, monólogos y breves escenas para poner en juego el glamour hasta en las situaciones más insólitas donde, según el autor, se busca homenajear y reflexionar sobre la figura femenina. 
Dicho en términos de Pablo Sánchez, ?el ama de casa también tiene algo de diva, cuando canta  pensando en Roberto o mientras le hace la cena, ahí se da un juego con la divinidad en lo cotidiano?.

Una vez en el  Teatro Vitral, hay que adivinar cual es la hilera correcta ya que se confunde con una Buenos Aires bancaria, llena de gente y filas para todas las obras que allí se dan en simultáneo, pero con la salvedad de que los rostros de ese potencial público parece distendido e interesado en pasar un momento ameno.

El director y  dramaturgo  considera que la propuesta de la obra: ?empieza en la calle, cuando salen los personajes a contar que va a ocurrir en un rato y continúa en la fila donde, hay una supuesta mujer de limpieza que se propone hacer entrar en sintonía  a la gente, generar un clima vivaz y  alegre. Nuestro objetivo es lograr un público distendido, con capacidad para divertirse con la propuesta?. Continuamos despejando el panorama.
El objetivo está logrado, la muchacha que se dedica a la limpieza de este teatro nos ordena y  nos amolda al clima necesario para entrar a la sala donde las divas prometidas se nos van a presentar. En este sentido se propone una relación con el público de bastante complicidad, o por lo  menos así se percibe.

¿Cuál es la relación que se plantea desde el texto con el espectador?
Hay un juego con el glamour  que es visible todo el tiempo -dice su creador-. Es una invitación al espectador el poder imaginarse a la mucama siendo diva o quizá pensar los diversos cuadros de manera inconexa. Es libre, tiene que ver con la interpretación de la obra en su totalidad.
En relación con el teatro off, que parece ser  por donde circula esta puesta, el dramaturgo nos aclara: ?Yo tengo vinculado el off a lo no comercial, sin la presión de tener que llegar a un número, sin la necesidad de tener tantos espectadores en la sala para continuar con el proyecto?. Y sintetiza: ?Cuando funciona es impagable. Se labura con un espíritu que es distinto, tiene que ver con una magia diferente?.

Cabe destacar la participación de Santiago López como músico en vivo y también dejar hecha la invitación ya que la puesta continuará hasta fin de año en la misma sala.
Al finalizar la obra tanto la espectadora dudosa como la periodista encuentran ciertas certezas acerca de la promesa inicial de hacerle pasar al espectador un momento distendido e invitarlo a crear su propia historia y quizá recién entonces, según la lectura que cada receptor pueda hacer del varieté o del uso de procedimientos tomados de  la comedia musical, tales como la construcción coreográfica, los diversos cuadros musicales, se pueda comprender que elementos son propios de cada estilo y cómo en esta puesta se interrelacionan. Pero más allá de las interpretaciones posibles, el objetivo de sus creadores ha sido ampliamente logrado.

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