La Ilíada

La Ilíada, el más antiguo poema de occidente. Narra la destrucción por parte de los griegos de la ciudad de Troya. Narra, sobre todo, la guerra, el uso de la fuerza, pero también las relaciones humanas, las formas del amor y de la piedad, ocultas como perlas, dentro de un continuo relato de muertes y masacres. En la Ilíada el enemigo es tan grande como el aliado, y el reconocimiento del valor y honorabilidad de ambos no impide el odio por el otro, ni su destrucción. La Ilíada es también absolutamente actual.. El poema se cierra con la búsqueda por parte de Príamo, del cadáver de su hijo, que Aquiles se llevó para vejarlo. En nuestro continente, donde las heridas abiertas hace 30 años no podrán cerrarse hasta que no se conozca el destino de los desaparecidos y secuestrados, la Ilíada, poema que narra una batalla ocurrida hace 3.000 años sigue siendo vigente. Nos interesaba también unir, mezclar, hacer dialogar el espíritu épico con el trágico. Encontrar las formas de representar la violencia, sugerirla, mostrarla en su brutalidad y en su esencia y, por otro lado, desvelar lo que la violencia aniquila, el rostro del ser humano en su lado mejor: el del amor y el de la compasión. Nos interesaba hacer dialogar al presente con el mundo clásico, reconocer en nuestro hoy, lo que desde milenios existe, en sus nuevas formas, y con sus nuevas máscaras. Por último nos interesaba enfrentarnos a tareas difíciles y no obvias, colocando al intérprete en un lugar peligroso: la cuerda floja tendida entre el yo del artista y el Gran Relato. Hemos reducido y re escrito el poema en gran parte versos alejandrinos. En otras versos irregulares y prosa. Hemos usado otras fuentes además de la Iliada: principalmente: El Agamenón de Esquilo, Hécuba y Las Troyanas de Eurípides, Casandra de Christa Wolff.. Nueve actores interpretan alrededor de treinta guerreros, mujeres y dioses. Centenares de otros guerreros dioses y personajes, no tuvieron espacio. Esperamos no escandalizar a los filólogos. Los dioses por último, se nos aparecieron como los más humanos y crueles de todos los personajes. A ellos les tocó, casi naturalmente el aspecto grotesco, cómico, de contrapunto al drama narrado. Los verdaderos dioses son hombres, sus atributos son la lucidez, el amor y la piedad, y están ocultos en los actos que el ejercicio de la fuerza no logró anular, ni en la Ilíada ni en la historia de los seres humanos desde entonces hasta el presente. Dedicamos la Ilíada a la memoria de dos personas que vivieron en el siglo veinte, en carne propia, el drama que narramos: a Marcelo Quiroga Santa Cruz, Escritor, hombre de teatro, político boliviano asesinado en 1980 en el primer día del golpe de estado de García Mesa y cuyo cuerpo aún es buscado y reclamado y a Rodolfo Walsh, escritor y periodista argentino asesinado en 1976 bajo la dictadura de Videla.
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