15/20 15 Directores sobre el 20 de Diciembre

Propuestas teatrales alrededor de la crisis de 2001


A 10 años del estallido de la crisis de la que Matienzo se reconoce hijo, y en conjunto con la presentación de una exposición internacional, presentamos el ciclo de teatro "15/20", que dará lugar a propuestas teatrales de reconocidos creadores de la escena porteña.


En cada una de las 5 funciones del ciclo, tres directores teatrales presentan trabajos performáticos breves, creadas especialmente para el ciclo. Habrá obras de Maruja Bustamante, Lisandro Rodríguez, Santiago Gobernori, Nahuel Cano, Rubén Sabadini, Paula Baró, Francisco Lumerman, Agustina Gurevich, Emmanuel Medina, Pablo Ragoni, Marcos Perearnau, Cristian Cutró, Nacho Ciatti, Claudio Mattos y Melina Marcow.


Quienes se acerquen al ciclo en la semana del 13 al 20 podrán visitar también la videoinstalación "Fachadas en crisis", de las artistas alemanas Veronika S. Bokelmann y Annet Vietzke. La instalación, que explora las consecuencias de la crisis de 2001 en Argentina, se presenta por primera vez en el país, luego de exponerse en Berlin y ganar el Premio del Jurado en la categoría "Media in space" en el Stuttgarter Filmwinter 2011, Festival for Expanded Media.


Además, el martes 20 de diciembre se llevará a cabo una actividad interdisciplinaria, en el aniversario del día D de la crisis. Será el último día para visitar la videoinstalación "Fachadas en crisis", pero además habrá "visitas guiadas críticas", lecturas y una performance especial a cargo del equipo de teatro del Club Cultural Matienzo.


Diciembre marca así un momento único para el Club, en el que todos sus equipos creativos trabajan en equipo para desarrollar acciones transversales, que interrogan el pasado reciente y el presente más urgente, desde una perspectiva joven e independiente.

INFORMACIÓN SOBRE EL CICLO, ESCRITO POR EL GRUPO DE TEATRO DE MATIENZO


El grupo de teatro de Matienzo está compuesto por: Paula Baró, Agustín Jais, Belén Charpentier, Melina Marcow, Agustina Gurevich, Claudio Gorenman, Nicolás Lodigiani, Sabrina Cassini, Rocío Caliri, Maia Tarcic y Tamay Zieske.


Primero fue la videoinstalación. Hace dos años, dos artistas alemanas vienen a Argentina a investigar acerca de la crisis, con el objetivo de desarrollar en Berlín una performance, en la que actuaría una actriz argentina, que había emigrado a Alemania en 2001. Algunas de las entrevistas realizadas por las artistas se conectaban directamente con la historia personal de la actriz: uno de los entrevistados era su padre.Muchos miembros de Matienzo trabajamos con ellas de manera individual en este proyecto, aunque ninguno se imaginaba el vínculo cercano que surgiría de ello.


Luego de la performance, las artistas deciden hacer algo más con todo el material recopilado, y surge la videoinstalación, que consigue un premio importante en Stuttgart. A partir de allí, el contacto con ellas y la presentación de la videoinstalación en Matienzo.


Y cuando confirmamos que íbamos a exhibirla en diciembre, para el aniversario de la crisis, nos encontramos frente a una serie de dilemas. La videoinstalación toma un punto de vista en apariencia neutro y distante. Tan distante que nos sentimos un poco raros: a la vez que nos parecía interesante exhibir una mirada foránea sobre nosotros mismos y sobre nuestra historia (exacerbado por el hecho de que desde hace dos años, con el inicio de la crisis en Europa, se habla de "la salida argentina", comparando con ligereza ambas situaciones), sentimos que hacía falta decir algo más que eso. Una voz propia. saqué lo que decía aca, era demasiado al pepe


Matienzo es un escenario y una galería, como también, un colectivo interdisciplinario de artistas, curadores y productores interesados en abordar procesos de gestión colectiva. Sentimos la necesidad de producir contenidos propios; más que trabajar alrededor de la instalación, creímos necesario abordar la crisis nosotros mismos.


Y entonces recorrimos el camino inverso al de Vero y Anett. Si ellas fueron del teatro al video, nosotros volvimos al teatro, bajo la idea de "poner el cuerpo". El teatro permite el tanteo. Como dice Andrea Giunta, el 2001 fue tan importante, que todos nos acordamos exactamente qué estábamos haciendo. Los recuerdos personales pueden ser un punto de partida válido, sobre todo si se atraviesan con el cuerpo y se digieren con la razón. (...)


Pero, ¿por qué un ciclo?


La crisis nos genera un limbo, la sensación de lo inabordable; y, con certeza, la imposibilidad del consenso. Pero está bien que así sea. Nuestro lugar, como agentes del circuito cultural independiente y alternativo, es proponer un relato de nuestra historia reciente diferente al que proponen los grandes medios, los grandes relatos unívocos. Ante todo, nuestro abordaje debe ser colectivo, plurivocal.


Invitar a 15 directores a realizar trabajos, más que abrir el paraguas, es abrir Matienzo a todo tipo de propuestas, aun las que puedan incomodarnos: demasiado naif, demasiado nihilistas, demasiado chistosas, demasiado lo que sea. El objetivo es abrir el debate, apostar a las muchas memorias colectivas entrecruzadas.


Esta postura es coherente con todo el desarrollo que viene llevando adelante el Club Cultural Matienzo, cuya mayor apuesta es la creación de comunidad, la producción de vínculos y redes mediados por la producción estética: "el arte para mostrar cómo podría ser el estar juntos de nuevo", en palabras del filósofo José Fernández Vega.


Entender el arte como creador de comunidad obliga a pensar a las obras, más que como producto, como posibilitadoras de una suerte de "caldo de cultivo". 15/20 es el marco para el intercambio y la discusión entre centenares de jóvenes (15 directores, varias docenas de actores, 10 organizadores y gran cantidad de espectadores -Matienzo es visitado por unas 40 mil personas al año-); en otras palabras, una práctica de ciudadanía.


El 2001, a la vez que expuso como nunca el quiebre del tejido social, dio lugar a nuevos lazos de solidaridad (clubes de trueque, fábricas recuperadas), y a la multiplicación y dinamización de los colectivos artísticos. Las raíces de la idea de autogestión sobre la que trabajamos están ahí.


Por eso, no hay mejor fecha que este décimo aniversario para intentar, una vez más, producir cultura pensando en trascender su resultado inmediato (una obra, un ciclo, un producto) y ofrecer una experiencia reflexiva, formativa, identitaria. Por eso, programamos más de una obra por noche, y apostamos a que el público venga a ver más de una función.


En este sentido, aunque apelamos a las múltiples voces y opiniones, la existencia del ciclo deja en claro que el 2001 para nosotros es un punto de inflexión. Queremos dejar en claro que el contexto en el que se desarrolla la cultura emergente porteña es en gran medida consecuencia del 2001. Incluso, a nivel personal, los que organizamos el ciclo entendimos que hoy, a la distancia, el 2001 tiene más peso de lo que creímos en ese momento.


Esta necesidad de "decir" nos lleva a los organizadores del ciclo al desarrollo de una performance, que presentaremos el 20 de diciembre. Más que buscar el consenso sobre un mensaje, en esta acción artística trabajaremos sobre la misma dinámica: el limbo de lo inabordable, personajes que son portadores de discursos varios, en tensión en sí mismos y entre sí, pero pudiendo dinamizar los fragmentos para generar una circulación, distinta a las determinaciones que la economía impone sobre los intercambios.


Hay que decir también que la videoinstalación no se concentra en los días de diciembre de 2001, sino en el impacto que tuvo sobre el entramado social, la confianza en las instituciones, la seguridad, etc. El tema de la percepción de inseguridad aparece como algo clave.
Y para nosotros, en estos 10 años cambiaron muchas cosas. Hoy seguimos arrastrando algunos de los efectos del 2001 y los años de neoliberalismo salvajes que le precedieron; pero también, se recuperaron, no solo fábricas, sino, posiblemente, nuestro ser ciudadano.


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